martes, 11 de febrero de 2014


El fallo de haya: interpretaciones distanciadas

El veredicto de la Haya en el diferendo marítimo con Chile, definiendo la frontera marítima entre el Perú y nuestro vecino del sur, ha abierto dos interpretaciones diferentes con matiz claramente ideológico y político que es bueno tener en cuenta para enriquecer el análisis y debate que comienza a asomar, más allá de la unanimidad y conformidad mediática que la clase gobernante en nuestro país está tratando de imponer sobre el tema.
La derecha política y económica ha venido construyendo desde algún tiempo atrás, sobre este problema limítrofe, un sentido común con alta dosis de universalidad y pragmatismo orientado a cerrar la frontera marítima con Chile privilegiando los intereses económicos de la burguesía criolla y asentada en el Perú, aunque en ello se obtenga “del lobo aunque sea un pelo”. Intereses que están en el ámbito de la gran pesca marítima como, también, en las inversiones que van de uno a otro lado de la frontera con Chile con pingües ganancias para el capital movilizado que al mismo tiempo, en este caso, moviliza subjetividades y trata de hegemonizar un sentido común popular histórico explicable y justificadamente nacionalista. Los intereses económicos burgueses, en este como en otros casos producidos a lo largo de la historia nacional, son el leiv motiv que despierta, cuando es de necesidad corporativa mesocrática, las emociones, impulsos y subjetividades nacionales hacia una causa subjetivada como nacional popular. La forma como la clase política gobernante y adláteres, así como los medios de comunicación serviles al gran poder vienen construyendo el tiempo post Haya está, por ello, circunscrita a “voltear la página” promoviendo un sentimiento de “victoria” que no es compartido ni sentido necesariamente por las grandes masas populares, del mismo modo que mediante esta estrategia se persigue recuperar algunos granos de legitimidad política extraviados en los últimos años por gruesas falencias históricas de la caterva gobernante.
La izquierda, o por lo menos un importante sector de la misma interpreta, más bien, el asunto del fallo de la Haya con una visión histórica y holística y menos pragmática, encontrando y señalando (lo que es cierto) responsabilidades de clase social dominante en la forma como se ha manejado el reclamo del Perú en toda la etapa previa a su tratamiento en la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Me estoy refiriendo, dentro de otras cosas, a la forma genuflexa, timorata y asustadiza con la que se acordaron determinadas declaraciones sobre zonas de pesca con el gobierno chileno (Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima de 1954 durante el gobierno de Manuel A. Odría, los acuerdos firmados entre Perú y Chile en 1968), que han dado argumentos para que la línea divisoria sea trazada no desde el Punto Concordia, punto final de la frontera terrestre, sino desde el hito N. 1, por lo cual se ha perdido la posibilidad de lograr un mayor éxito en el reclamo del Perú, con una comisión presidida por el ex Canciller Alan Wagner, de alta calificación y enorme sentido de responsabilidad en el cumplimiento de sus funciones patrióticas. El problema, en este caso, tiene una dimensión más amplia y profunda que va hasta la naturaleza y solidez nacional de la clase social dominante en el país y su capacidad para crear nación y Estado nacional, desarrollando una economía nacional fuerte, impulsando mercado interior y defendiendo nuestra soberanía nacional e intangibilidad territorial. De una clase social que no ha podido prosperar en el Perú y que no lo podrá hacer ya en los nuevos marcos estructurales que vive el capitalismo actual. La denuncia, en consecuencia, tiene un sentido histórico pero también tiene un sentido presentista y proyectivo porque nos lleva a pensar sobre el núcleo social sobre el cual se habrá de forjar la nacionalidad integral hacia la cual se orienta instintivamente la sociedad peruana popular.
El pragmatismo a-histórico interesado en el cual quiere encapsularnos la propaganda mediática de la derecha política y económica en el país, sobre el fallo de la Haya ¿es viable en la perspectiva de la construcción de una nación peruana fundada en la diversidad y en el concepto de justicia, equidad, desarrollo y prosperidad? Indudablemente que no, como tampoco es viable un historicismo maximalista de izquierda sin salidas concretas en relación a las condiciones reales que caracterizan a la sociedad peruana actual, a su correlación de fuerzas, a la solidez de su Estado como a la calidad de su clase gobernante. Una propuesta crítica alternativa requiere enlazar dialécticamente el enjuiciamiento histórico de la actuación (limitaciones y posibilidades) de la clase gobernante en el Perú, con alternativas concretas (sociales, culturales, económicas y políticas) en este panorama, articuladas orgánicamente con los grandes propósitos renovadores socialmente del utopismo político popular, más allá de la simple crítica y/o rechazo del fallo de la Haya.

No hay comentarios: