EL DESARROLLO DEL SUR: ¿UN MODELO PARA ARMAR?
Hoy, la mayoría de historiadores y economistas coinciden en que un factor decisivo en el crecimiento depende, además de otros factores, de la actitud de los sujetos económicos. Es decir, de la manera de ser y pensar de los hombres.
Factor que quizás explique el porqué el Perú, no obstante sus considerables riquezas naturales, siga siendo el país que hizo que Raimondi dijera que “era un mendigo sentado sobre un banco de oro”.
Es creencia general, en razón a lo que se observa en la vida cotidiana, que los políticos pocas veces dicen la verdad. Pero no solamente ellos, sino también muchos sociólogos, economistas y funcionarios situados en puestos de mando, porque consideran que vale más una medida irracional o extravagante antes que enfrentar el descontento popular.
Este miedo lo encontramos en todas partes: temiendo decir la verdad cuando esta puede ser desagradable para las ilusiones colectivas, incluso técnicos y periodistas informados, las atenúan, las disfrazan o las neutralizan.
Sin embargo, si no queremos continuar siendo el mendigo de Raimondi, o el país de las oportunidades perdidas de Basadre, debemos recuperar algo del espíritu de González Prada, diciendo “cuanto parezca necesario y justo, hiera los intereses que hiera, subleve las iras que subleve”.
Porque lo que hoy está en riesgo es algo más que los apetitos y egoísmos de determinados grupos sociales, ciudades o regiones: ¡existe el peligro de no poder diseñar un desarrollo macro regional integral y compartido!
Actores que aprovechan que el panorama que se observa en las Plazas de Armas de Arequipa o Cusco, es distinto al que se contempla al lado del lago Titicaca, el río Madre de Dios, el Caplina o el valle de Moquegua, para enfrentarnos en muchos casos.
Situación que tarde o temprano tendremos que superar, perfilando configuraciones regionales más adecuadas en función a la integración y desarrollo económico y social del sur del Perú.
Y para ello tenemos que definir qué podemos realmente lograr, al margen de los deseos o egoísmos locales.
Por ello, quizás, la única forma de lograr hacer viable a la denominada Región Macro Sur, es identificar o definir con objetividad las posibilidades reales de desarrollo en el actual proceso económico mundial. Ello implica un diagnóstico o estudio socioeconómico de los recursos existentes o potenciales, determinando qué proyectos pueden tener mayor impacto social y económico, a corto, mediano y largo plazo, estableciendo prioridades.
Y para perfilarlo, algún organismo internacional de prestigio, junto a nuestros técnicos esboce el mismo. Y no es porque dude de la capacidad de nuestros profesionales. Ocurre que en muchos casos, además de no tener información en cuánto las tendencias de la economía mundial, al momento de decidir o plantear alternativas se dejan llevar por el cariño a sus respectivas patrias chicas.
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