HOMENAJE
Mariano Melgar, precursor del nacionalismo
Mariano Melgar nació el 10 de agosto de 1790 y murió fusilado por el ejército realista, luego de la derrota de las fuerzas patrióticas del brigadier Pumacahua en la batalla de Umachiri, el 12 de marzo de 1815. Nació y vivió bajo el influjo de la Revolución Francesa, entre la toma de La Bastilla y el ocaso de Bonaparte. Fueron escasos 24 años y 7 meses de vida a lo largo de los cuales el joven Mariano Melgar tuvo una copiosa producción de odas, yaravíes, fábulas y sonetos, que han sido publicados de manera muy rigurosa por la Academia Peruana de la Lengua en 1971 y reproducida en 2012 por el gobierno regional de Arequipa, en una magnífica reedición que la Comisión Celebratoria del Bicentenario de la Muerte de Melgar del Congreso se propone volver a publicar.
Es muy importante para las letras nacionales recordar a Mariano Melgar por la trascendencia de su obra poética, por su significación como joven patriota, que se siente convocado por los clamores de la libertad de los pueblos y cediendo a su llamado, no duda en enrolarse en la formación del brigadier Mateo Pumacahua, y el 11 de marzo de 1815 se enfrenta a las fuerzas españolas en Umachiri, Puno, donde cae prisionero y es fusilado al día siguiente.
Celebrando los aniversarios del nacimiento y la muerte de Mariano Melgar, lo recordamos como poeta y valoramos su producción artística como exponente máximo y precoz de la poesía romántica en el Perú, por el tratamiento del tema amoroso y la fuerza que imprime a sus versos. También se le reconoce la vena patriótica que expone en sus odas, el amor a la libertad como sentimiento nuevo en esta parte del mundo americano y por supuesto a su tierra, Arequipa.
Pero la poesía de Melgar trasunta aún más en lo profundo a la patria nueva que está en formación, pues no solo canta sentimientos y propone objetivos libertarios, sino también nace de una compenetración sustancial con su realidad, que es a la vez quechua y europea, que es mestiza, que contiene elementos de las culturas de las que ella misma es resultado.
Este sincretismo cultural es el que va a dar a luz el espíritu del nuevo país y en ese sentido es perfectamente correcto decir que en Melgar podemos encontrar las bases del nacionalismo y de la interculturalidad, combinando los elementos culturales existentes en un nuevo producto que descubriremos, andando el tiempo, en la obra de otros literatos y músicos que han generado lo que somos hoy, un país multicultural y multiétnico cuya diversidad es nuestra principal riqueza.
En este bicentenario de su heroico sacrificio, recordemos a Melgar en todas sus facetas y valoremos su aporte fundamental en la formación de nuestra nación. No nos limitemos a recordarlo brevemente en los libros de historia o de literatura, sino que hagamos de su obra motivo de estudio y descubrimiento de nuestros orígenes.
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