Amarga Cata Minera
El jueves 19, diez presidentes de
región almorzaron a puerta cerrada con Rómulo Mucho y Abraham Chahuán, capo de tutti de Perumin, en Arequipa. El
tijeretazo del canon minero descuadró las partidas presupuestales y ponen en
riesgo la ejecución de proyectos de infraestructura ya programados. Las
autoridades exploraron nuevos mecanismos para superar el trance. Hubo pisquito
para superar el mal trago.
Esa misma noche, el presidente Ollanta Humala aterrizó en un
helicóptero en el campo ferial. Recorrió las salas de exposiciones enfundado en
una casaca de comando. La 31 Convención Minera convocó este año a expositores
de maquinaria y servicios mineros de 48 países, 20 mil visitantes y 681
periodistas del planeta. Acaso ya la más importante del continente. Pero la
procesión va por dentro.
Las regiones resienten el carácter centralista del esquema vigente
de canon, puesto en evidencia con la caída de la cotización internacional de
los metales.
En 2011, en lo que fue su primera reforma tributaria, Humala
aprobó el nuevo esquema para el cálculo de la renta minera, eliminó el “aporte
voluntario” y creó una regalía en su reemplazo. Dos años más tarde, la asignación
del canon se ha desplomado entre 30% y 80% según la región. En cambio, la
partida del gobierno central aumentó S/. 1,175 millones, según el exministro de
Economía, Luis Carranza.
El actual titular del MEF Luis Miguel Castilla reiteró en Arequipa
que el gobierno central financiará las obras ya presupuestadas a través de
partidas extraordinarias y emisión de bonos para superar el bache, pero ad
portas del IV trimestre del año, la ansiedad se hace presa de las autoridades
descentralizadas.
El gobierno central es responsable que la crisis haya llegado a
este punto de fermentación. Sorprende al presidente regional de Arequipa, Juan
Manuel Guillén, que el tijeretazo anunciado en agosto no fuera anticipado a las
regiones por el MEF. “La declaración de impuestos se hace en marzo”, recordó.
Ahora se corre contra el tiempo.
EL FRENO
DEL ORO
“Hoy buena parte
de la minería de oro no está haciendo dinero alguno”, dijo Nicholas Holland,
CEO de Gold Fields, la cuarta productora de oro del mundo, antes de su reciente
mayúscula reingeniería.
El magnate sudafricano es uno de los pocos CEO firmes en el cargo
en un año en el que rodaron las cabezas de grandes corporaciones. La industria
es remecida por los accionistas quejosos de sus débiles retornos y las
crecientes demandas de los gobiernos y las comunidades que exigen mayores
beneficios.
Su presencia no pasó desapercibida. Pelirrojo de encendidas raíces
capilares, terno celeste, pañuelo rojo carmesí, medias guindas, zapatos de
plástico en el último grito de la moda “croc”, el ejecutivo africano es
contador de profesión y experto en los números rojos en el balance.
“Los precios del oro se dispararon más allá de nuestros sueños más
disparatados, sin embargo no se reflejó en utilidades. Se invirtió mucho en
exploración, pero lamentablemente no hemos tenido nuevos descubrimientos. Con
los actuales precios del oro hay proyectos que simplemente no son rentables”,
explicó.
La onza marcó US$ 1,324 en Londres el martes 24, un colapso de 21%
en un año, el primer retroceso anual desde el 2000. También la plata (-23%) y
el cobre (-7%) han caído desde inicios de año. La severa corrección en el
mercado ha forzado a la industria a una drástica revisión de sus costos.
MINERÍA
ESTRATÉGICA
Humala clausuró
la Convención Minera el viernes 20, apostando por la “nueva minería”.
Las exportaciones mineras se han multiplicado por seis desde el
2002, y aportan más de US$ 25 millones en tributos anuales, pese a la caída de
los precios. A diferencia de la bonanza “explosiva y temporal” del guano, “este
no es un auge cualquiera, representa un cambio cualitativo del país”, sostuvo
el mandatario.
“Los precios pueden fluctuar, pero debemos encarar la minería
desde una perspectiva estratégica. La minería construye nuestro presente. Es la
palanca para dar el salto a la industrialización, que es un objetivo nacional”,
afirmó Humala.
Contrarió así a quienes temen que, a medida que pierde
popularidad, Humala viraría hacia el populismo.
La entrada en operaciones de los proyectos cupríferos de
Antapaccay, en Cusco, Toromocho, en Junín, y Las Bambas, en Apurímac, duplicará
la producción de cobre nacional, incrementará en US$ 30 mil millones las
exportaciones y generará 1 millón de nuevos puestos de empleo, cuantificó
Humala.
Pero el desafío del gobierno y la industria es materializar la
cartera de proyectos estimada en US$ 57 mil millones por el ministro de Energía
y Minas, Jorge Merino.
“No debemos seguir explorando, sino desarrollar los yacimientos ya
identificados”: así resumió el escenario local Roque Benavides, presidente de
Minera Buenaventura.
El principal escollo es superar lo que Anthony Hodge, presidente
de ICMM, llamó la “brecha de confianza” entre las mineras y las comunidades
vecinas.
Los referentes inmediatos son los frustrados proyectos Conga y Tía
María que, pese al apoyo del gobierno nacional, no se ponen en marcha debido al
rechazo de las comunidades locales.
Humala prometió a los mineros que el Estado velará por el curso
pacífico y justo del diálogo entre las comunidades y las mineras y destrabará
los obstáculos burocráticos.
Invocó a las autoridades utilizar con “responsabilidad”, porque
“no es posible que se erijan elefantes blancos con el canon, como jacuzzis en
áreas públicas”, pero no precisó cuándo ni cómo subsanar el drástico recorte de
renta minera que hoy agobia a las regiones.
Gran parte del presupuesto de infraestructura de los gobiernos
subnacionales están prendidos de la teta del canon, sí, en tiempos de vacas
flacas. En un año de elecciones regionales y municipales, la merma de la renta
minera puede agitar el avispero el 2014.