La honestidad hace la diferencia
Hagamos un ejercicio
mental e imaginemos que tenemos como presidenta a Keiko Fujimori y un medio de
comunicación denuncia que Óscar López Meneses, conocido operador en tiempos del
montesinismo y sentenciado por el Poder Judicial, cuenta con resguardo policial
en su casa y la de su padre, y ha asistido a una ceremonia oficial de la
Policía Nacional que contó con la presencia nada menos que del ministro del
Interior y de todo el alto mando de la institución, tal como lo ha mostrado
anoche.
Pero sigamos
imaginando. Tras ese destape, tendríamos al líder opositor Ollanta Humala
saliendo a las calles, con sus grupos afines, a hacer una marcha y denunciar
que, como lo advirtió en la campaña, el montesinismo sigue vivito y coleando en
Palacio de Gobierno, donde hay un asesor presidencial llamado Adrián
Villafuerte que fue ayudante del sentenciado general César Saucedo, por lo que
en el acto la mandataria Fujimori debería de renunciar por incapacidad moral,
por ser la continuadora de la corrupción que marcó el régimen de su padre.
En medio de sus
gritos exigiendo el fin del gobierno de Keiko Fujimori, el opositor Humala no
podría dejar de recordar que quien asignó el resguardo policial a López Meneses
fue el exdirector general de la PNP Raúl Salazar, quien asumió el cargo luego
de que el régimen mandara a su casa a 31 generales. Diría que está claro ahora
que era necesario botar a todos esos oficiales para que se quede al mando de la
institución un personaje que acataría sin dudas ni murmuraciones el encargo de
la Presidenta de cuidar al sentenciado operador del montesinismo, hoy reciclado
en su administración.
Imaginemos qué
estarían diciendo sobre este escándalo Daniel Abugattás, Fredy Otárola, Omar
Chehade y todos los que se subieron al carro de Humala hasta que les dio una
patada en el trasero. Ya estarían cantando el himno nacional en el hemiciclo y
mandando a comprar el detergente para lavar banderas en la puerta de Palacio de
Gobierno, a fin de exigir la salida del corrupto régimen que mete a un asesor
montesinista a Palacio de Gobierno, invita a López Meneses a un evento de la
Policía Nacional y oficialmente jura que no sabe nada de este personaje.
Sin embargo, si
volvemos a la realidad, vemos que quien está en Palacio no es Keiko Fujimori,
sino el propio Ollanta Humala, quien tiene a su lado el edecán de Saucedo
–preso por corrupción–, y que el oficial que él puso al mando de la PNP tras
una sospechosa purga de generales, fue el que sacó patrulleros de las calles
para ponerlos al servicio de López Meneses, operador del corrupto Montesinos y
exyerno del general EP Víctor Malca, prófugo de la justicia tras ser acusado de
llevarse varios millones de dólares por concepto de "coimisiones".
La denuncia de Willax
TV es gravísima, sobre todo si ocurre en el régimen donde "La honestidad
hace la diferencia". El Gobierno debe explicar qué tiene que ver con López
Meneses, porque esa historia de que todos creían que el resguardo policial era
para el almirante jefe del Comando Conjunto, solo se la creen el vocero
parlamentario oficialista Teófilo Gamarra y los necesitados escuderos de Perú
Posible. Este asunto huele muy mal y puede traer una cola tan larga que podría
llegar a Palacio de Gobierno, donde el fujimontesinismo, perdón, el humalismo,
ha puesto de asesor al coronel Villafuerte.
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