La hebra de
López Meneses
Se necesita que el Congreso investigue el caso de la protección
al ex operador de Montesinos
La investigación de Cecilia Valenzuela y Óscar Quispe
publicada ayer en este Diario y difundida anoche por el canal Willax ha
remecido al gobierno. Los periodistas descubrieron que la policía brindaba
protección a un ex operador de Vladimiro Montesinos, Óscar
López Meneses, condenado por tenencia ilegal de armas, sentenciado
por haber recibido dinero del ex asesor presidencial y acusado de haber
ocultado equipos de interceptación telefónica. Este destape llevó al presidente
y al ministro del Interior a relevar a seis altos mandos de la PNP, entre ellos
al jefe policial de Lima, Luis Praeli.
Dicha denuncia, sin
embargo, solo es la primera hebra de una enredada madeja que recién empieza a
desenmarañarse. Y es que los hechos revelados por el informe de Valenzuela y
Quispe han hecho saltar varias preguntas a las que tarde o temprano se les
encontrará respuesta.
Para empezar, ¿con qué
moneda pagó López Meneses por la protección policial? Las hipótesis que cruzan
por la cabeza de todos los ciudadanos son múltiples (y cada una más
escalofriante que la otra). Por ejemplo, ¿será que el ex agente de Montesinos
aún opera una red de espionaje y la ha puesto al servicio de alguien en el
gobierno? ¿O es que la protección fue a cambio de que guarde silencio sobre
algún secreto que le permite negociar con alguna encumbrada figura su
protección con portatropas, con vehículos de la SUAT, con patrulleros de la
unidad de emergencia y con unidades de serenazgo?
Por supuesto, tan
importante como la pregunta de con qué moneda pagaba López Meneses por la
protección es ¿a quién le pagaba realmente? Cuesta creer que el trato fuese
solo con el jefe policial de Lima y sus subordinados. Una operación permanente
de protección de ese calibre a un importante ex miembro de la mafia
montesinista no era algo que fuese a pasar fácilmente desapercibida por los
superiores del señor Praeli. Más aun cuando López Meneses incluso llegó a un
evento oficial para departir con las principales autoridades policiales y
compartir tribuna con el propio ministro del Interior. Por ello, todo lleva a
pensar que cuando se siga jalando la hebra que acaba de ser descubierta
lleguemos hasta alguien aún más arriba en la cadena de mando.
Por otro lado, no
olvidemos que las sospechas de que el gobierno podría estar empleando los
‘servicios’ de López Meneses se suman a otras acusaciones de que el oficialismo
habría implementado una maquinaria de espionaje a sus opositores. Recordemos
que hace no mucho se exigió explicaciones al gobierno acerca del insólito
incremento de 700% del presupuesto secreto de la Dirección de Inteligencia, del
supuesto reglaje a periodistas como Fernando Rospigliosi, y de si habría
contratado en la DINI a gente que trabajó en el SIN de Montesinos. En esa
ocasión el gobierno se desentendió del asunto, dijo que aquí no pasaba nada,
que no había nada que explicar. Y la cómplice Comisión de Inteligencia del
Congreso (controlada por Gana Perú) hizo eco de este discurso y enterró el
tema.
Hasta el momento, las
altas esferas del gobierno, fieles a su estilo, han preferido negar cualquier
relación con López Meneses. El ministro del Interior ha dicho que él no sabía
del escándalo que ocurría en su ministerio (¿quizá habría escuchado algo pero
lo habría confundido con una ‘percepción’?) y que todo sería responsabilidad de
Praeli. Además, precisó que nadie cuestionó el servicio de protección porque se
asumía equivocadamente que era para el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas
Armadas (aunque no explicó cómo así los oficiales asignados nunca se dieron
cuenta o no avisaron de que no estaban cuidando a quien supuestamente tenían
que cuidar). Por su lado, el consejero presidencial, el señor Villafuerte, ha
negado conocer a López Meneses (cosa difícil de creer, ya que este último
trabajaba de cerca con el montesinista general Saucedo mientras Villafuerte era
su edecán).
Es imprescindible que el
Congreso forme una comisión liderada por la oposición para desenredar esta
madeja. No solo por la gravedad del tema, sino porque son varios los indicios
que dan la impresión de que el otro extremo de la hebra de López Meneses
descansa en las manos de alguien con mucho poder en el Ejecutivo.
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