DÍAS CON HUELLA
26 de enero, acontecimientos inolvidables
JAVIER ALEJANDRO RAMOS - PERIODISTA
LOS PERIODISTAS y el país entero jamás podrán olvidar aquel aciago 26 de enero de 1983, cuando ocho reporteros de diferentes medios y su guía fueron asesinados por presuntos comuneros de la localidad ayacuchana de Uchuraccay, en un hecho que dio la vuelta al mundo y que desnudó la crueldad criminal de la guerra terrorista que desató Sendero Luminoso.
LOS PERIODISTAS y el país entero jamás podrán olvidar aquel aciago 26 de enero de 1983, cuando ocho reporteros de diferentes medios y su guía fueron asesinados por presuntos comuneros de la localidad ayacuchana de Uchuraccay, en un hecho que dio la vuelta al mundo y que desnudó la crueldad criminal de la guerra terrorista que desató Sendero Luminoso.
Willy Retto Torres, Jorge Sedano Falcón, Jorge Luis Mendívil, Amador García Yanqui, Pedro Sánchez Gavidia, Eduardo de la Piniella, Félix Gavilán, Octavio Infante y el guía Juan Argumedo García, que habían viajado a ese lejano caserío ayacuchano, alertados de ataques senderistas y de represión militar fueron masacrados salvajemente.
Sus nombres y su sacrificio ya forman parte doliente de nuestra patria.
Ni la Comisión Vargas Llosa ni el Poder Judicial han podido esclarecer hasta hoy –31 años después– el aleve crimen. Al margen de unos cuantos campesinos, tomados como chivos expiatorios, los autores directos e intelectuales no tienen rostro, no han sido identificados y menos ubicados, continúan cubiertos por un manto de impunidad.
Hay otros acontecimientos nacionales importantes que sucedieron un 26 de enero.
Uno de esos hechos fue en 1566, cuando se declaró la independencia del Callao. El Cabildo de Lima dispuso el nombramiento de un alcalde para el primer puerto del Perú, y el virrey Andrés Hurtado de Mendoza otorgó este honor a don Francisco López. Otros cronistas, sin embargo, afirman que la primera autoridad edilicia del Callao fue don Cristóbal Garzón, quien ostentó el cargo de alguacil del puerto.
En 1990, el obispo Augusto Vargas Alzamora asumió el cargo de arzobispo de Lima y primado de la Iglesia peruana, en reemplazo del cardenal Juan Landázuri Ricketts, quien se jubiló tras 35 años de labor. Vargas Alzamora ocupó la posición por 9 años. Su misión pastoral fue calificada como ponderada y continuadora de la tradición de la Iglesia peruana predicadora de la solidaridad nacional y el amor cristiano.
El mismo 26 de enero de 1990 falleció en Lima el veterano político aprista Fernando León de Vivero, cinco veces presidente de la Cámara de Diputados y miembro de la Asamblea Constituyente de 1978-1979. Había nacido en la soleada tierra de Ica el 10 de mayo de 1906.
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