martes, 26 de noviembre de 2013


DERECHOS HUMANOS
Alto a la violencia contra la mujer

Carmen Meza Ingar Directora de la Unidad de Investigación de la UNMSM

EN HONOR A LAS TRES HERMANAS Mirabal de República Dominicana, el mundo entero conmemoró el 25 de noviembre, como ocurre cada año, el Día de la No Violencia contra la Mujer, con auspicio de las Naciones Unidas.


Las hermanas Minerva, Patria y María Mirabal fueron inmoladas por ser activistas de la libertad en época del dictador Trujillo. En su honor, la provincia Salcedo lleva su nombre, tienen también un museo y como Minerva era abogada la Cátedra de Unesco de la Universidad de Santo Domingo lleva su nombre.

La violencia está presente en la humanidad desde los albores de la historia. Recordemos a Caín y Abel, pero no solo en actos graves, como los homicidios, sino incluso en levantar la voz entre personas educadas. En puridad, la violencia es una acción o efecto de fuerza por el que se perturba el orden social.

Hay, efectivamente, muchas clases de violencia, que incluyen a las guerras internacionales o locales, las reclamaciones laborales –si no siguen las normas legales– y las agresiones domésticas, que sensiblemente aumentan cada día y hacen lejana la frase “Hogar, dulce hogar”.

Muchas veces, ocurren crímenes en casas de familia y la justicia llega muy tarde. Se han dado casos de feminicidio en los que la víctima formuló varias quejas ante las autoridades, a lo que estas respondían: “Si es usted casada, tenga paciencia.”

En el Perú, las agresiones de los familiares dieron lugar a varias recomendaciones de la comunidad académica para hacer reformas legales. Las primeras parlamentarias, en 1962, dieron como aporte a este vacío legal la ley que tipifica como delito el abandono de familia. Porque también es violencia dejar sin alimentos a los hijos y a la cónyuge.

Este tipo de violencia puede ser también psicológica o física. Sobre el particular se legisló en 1992, pero los analistas dijeron que se trataba de un saludo a la bandera, pues el objetivo era educar a las nuevas generaciones en otra actitud frente a sí mismas, su familia y la comunidad.

En 1994, la OEA, reunida en Belem do Pará, Brasil, adoptó el Convenio para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer.

Este tratado, ratificado por el Perú en marzo de 1996, permitió perfeccionar la ley nacional en un texto único ordenado que aprobó el Despacho de Justicia el 23 de junio de 1996, cubriendo así importantes vacíos.

Las estadísticas revelan, sin embargo, que en nuestra sociedad la mujer continúa siendo víctima de crímenes y maltratos en razón de su género. Este año, el Congreso aprobó leyes más severas contra el recurrente feminicidio. Persistamos en combatir esa lacra social. 

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