Siria, el país
que no será
Por: Claudio J. Sandoval
El ataque con armas químicas en las cercanías de Damasco el pasado 21
de agosto no sólo dejó 1.400 civiles sin vida, entre ellos niños inocentes,
también, cual tambor de guerra, aceleró el ritmo a paso redoblado de lo que
pudiera convertirse en un inminente conflicto armado internacional, si se
concretara la intervención bélica, pública y directa de Estados Unidos y los
aliados de ambas partes.
Hechos admitidos y controvertidos
Tanto el Kremlin como Saadat Abad
y el propio Palacio Tesheen reconocen dos verdades: por una parte Siria tiene
armas químicas y, por otra, en el transcurso de la guerra se ha utilizado este
tipo de armamento indiscriminadamente.
Y aunque el presidente Obama acusó
al actual gobierno sirio de haber cometido este crimen en contra de su propio
pueblo, el presidente Al-Assad insiste en que los rebeldes fueron realmente los
perpetradores de la masacre.
La salida diplomática
El acuerdo alcanzado entre el
diplomático estadounidense John Kerry y su homólogo ruso Sergei Lavrov, el
viernes 13 de septiembre, sobre la destrucción y/o evacuación total del arsenal
químico sirio para mediados del próximo año, tiene futuro en la medida que
exista la voluntad real del gobierno árabe de cooperar en esta dirección y
dependiendo del desenlace de esta crisis a instancias de Naciones Unidas (ONU).
En Israel la propuesta no ha sido
bien recibida y se denuncia que Siria está ganando tiempo con el propósito de
esconder su arsenal, destruirlo y/o colocarlo parcialmente en lugares
estratégicos para ser utilizado en caso de materializarse la intervención
extranjera.
El informe de los expertos de la
ONU
El mismo día que tuvo lugar el
pacto ruso-estadounidense en respuesta a la matanza, el Secretario General de
la ONU, embajador Ban Ki-moon, adelantó conclusiones del informe y acusó al
mandatario sirio de cometer "numerosos crímenes contra la humanidad
[...]". Entre líneas es posible leer que, internamente, la ONU está
dispuesta a llevar el asunto hasta las últimas consecuencias, sin que deba
descartarse su sometimiento ante el Consejo de Seguridad a fin de examinar una
acción militar colectiva, de conformidad con lo previsto en el capítulo VII de
la carta de la ONU.
Conclusiones y pronóstico
1. A diferencia del derrocamiento
de Hussein, no existe duda que el gobierno sirio posee arsenal químico y que en
su país se han usado recientemente armas químicas en contra de combatientes y
civiles.
2. El manejo de armamento químico
por los Estados se encuentra ampliamente regulado y su uso contra la población
civil está absolutamente prohibido por el Derecho internacional. Incluso,
cualquier agresión química efectuada por grupos armados fuera del control
gubernamental genera la responsabilidad del Estado. La imposibilidad de las
autoridades sirias de prevenir violaciones masivas de los derechos humanos en
su jurisdicción hace recaer la responsabilidad [obligación] de proteger a la
población civil en manos de la comunidad internacional, que podría intervenir
legítimamente en el conflicto con el objeto de contribuir a restablecer la paz
y seguridad en Siria.
3. Con su proactiva participación
en la hoja de ruta alternativa comentada en líneas precedentes, Rusia continúa
ratificando dos intereses geopolíticos prioritarios: en primer lugar, quiere
evitar la situación de Afganistán, es decir, tener al adversario apuntándole
desde el patio trasero; en segundo lugar, la deposición de Al-Assad reduciría
su cartera de aliados en la región. Subsidiariamente, la salida diplomática,
previa publicación del informe de expertos de la ONU y de hechos desconocidos,
le permitiría a Moscú lavarse las manos elegantemente en caso de verse obligado
a no ejercer el derecho de veto en la ONU para impedir medidas contra el gobierno
de Siria.
4. La diplomacia de micrófono
ejercida por Estados Unidos y Siria indica que ambos países están comprando
tiempo en la espera de poder resolver asuntos internos. La Casa Blanca no solo
necesita el apoyo del Congreso, que ha abogado por el agotamiento de los
mecanismos pacíficos, igualmente debe definir los términos de la potencial
operación, como por ejemplo, quiénes participarían en los despliegues
terrestres de control del poder y de búsqueda del arsenal químico y,
finalmente, cómo neutralizar la inminente respuesta armada de Irán. Ahora,
Damasco está consciente que la amenaza estadounidense no es disuasiva por lo
que le conviene prolongarla para apertrecharse mientras se abren otros caminos
alternos.
5. La situación histórica de Siria
hace pensar que el país se fragmentará, con un sur independiente y los Altos
del Golán anexados a Israel.
6. Si bien la coyuntura siria pudiera
ser evaluada como un estado guerra absoluta, según Clausewitz, es menester
exhortar a las partes combatientes a deponer las armas y a negociar una
administración del poder conjunta, inédita y adaptada a la realidad
sociopolítica de la nación árabe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario