lunes, 17 de marzo de 2014


El mal escenario
Por:Heriberto Chullo
Con voto de confianza o sin él, el gabinete Cornejo está políticamente muerto. Este buen señor paga los platos rotos por la Primera Dama-Presidenta del Partido-Premier en la sombra. Con realismo, Ollanta debió y aún podría aceptar esa situación, nombrar un nuevo gabinete y pasar la página amarga.
Pero, terco como es, ha optado por insistir en este mismo gabinete. Ingenuamente, quiere obligar al Congreso a aceptarlo. Recién va a descubrir lo que es gobernar el Perú sin mayoría parlamentaria. En el Perú no hay equilibrio de poderes. El Congreso tiene el poder, no el Ejecutivo (pese a que todos creen lo contrario). Humala ha contado con una mayoría prestada que lo ha engañado y vendado ante la realidad. Ahora va a saber qué cosa es la democracia criolla. Un país no se gobierna como el Ejército. La oposición ya le ha marcado la cancha. Si insiste, conducirá al Perú de vuelta al despeñadero que lleva de la demagogia al autoritarismo. Así fue en 1948, 1962, 1968 y 1992. Ahí se hallan hoy Cuba y Venezuela y hacia allá marchan Argentina, Bolivia y Ecuador. Nosotros merecemos un mejor destino.
La trampa es evidente y el Congreso no caerá en ella. De negarle el Congreso la confianza a este gabinete muerto, es obligatorio explorar la posibilidad de vernos ante un escenario muy malo. El siguiente: el gobierno puede decir que esta es ya la segunda negación y adentrarse en las aguas desconocidas del mecanismo constitucional de la disolución del Congreso al negarle éste la confianza a un segundo gabinete. Ollanta ya está hablando de la "clase política". La terminología es clave. Ya tiene a su gente en los puestos del Ejército. Si alguna vez va a intentar algo, es ahora. Si el Congreso vuelve a negar confianza, puede usar esto como pretexto para disolverlo. Tendría que convocar de inmediato a elecciones parlamentarias, pero eso puede manejarlo. Esas elecciones el gobierno no las ganará. Saldría de ellas con una representación parlamentaria aún menor de la que todavía le queda. Por lo tanto, no convocará nunca a elecciones. El golpe necesita un pretexto. No hay que darle ese pretexto. No vale la pena. Este gabinete está muerto de cualquier modo.
Humala tiene que reflexionar sobre si realmente quiere meterse en ese vórtice del que ya no hay regreso. Hoy ya perdió. Si la culpa es de la Primera Dama, es asunto suyo. Por el momento, está jugando a quién pestañea primero. Lo que necesita es control de daños y nombrar un nuevo gabinete. Mientras más nuevo, mejor. El Congreso no le negará la confianza. Y mañana sera otro día.
Caso contrario, como escribió Cervantes: "si quiso ir contra la corriente y navegar contra el viento, qué tanto que se anegase en la mitad del golfo de su desatino". Estuvo advertido.

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