lunes, 27 de enero de 2014


Antes y después de hoy
Por: Heriberto Chullo
El fallo de la Corte Internacional de La Haya que conoceremos hoy y que fijará nuestra frontera marítima con Chile es, sin duda, un hito en nuestra historia republicana y, por ello mismo, es propio hablar de un antes y un después del 27 de enero de 2014.
 El antes que concluye hoy en nuestras relaciones con Chile, ha estado y  está signado por la espera. Desde 1879, año de la infausta Guerra del Pacífico e incluso, desde el 29 de agosto del año 1948 en que la ciudad de Tacna se reincorporó al seno de la patria, estamos esperando. Varias generaciones no han sabido qué específicamente, pero esa espera cuya otra cara era la frustración, reflejaba un estado de ánimo colectivo. Desde la quimera de una guerra de revancha hasta el pragmatismo de que la modernidad y el desarrollo cerraran una herida de ciento treinta cuatro años, los peruanos esperábamos algo que nos dijera en el fondo de nuestro corazón y nuestro entendimiento, que esa guerra y todas, todas sus secuelas habían por fin terminado.
No pudimos encontrar ese algo a través del diálogo directo con Chile. Tampoco a través del dinamismo comercial y las crecientes relaciones bilaterales en todos los campos, siempre amenazados por esa sombra, mejor diría por esa ausencia de un final sino feliz al menos digno como deben ser todos los finales para que sean presagios de un comienzo.
El fallo de La Haya tiene esa doble característica: es un final y es un comienzo. Por ello hay un antes y un después. El después va a estar signado por la integración, la genuina, la que se construye con un país unido y consolidado en todo pero particularmente en sus delimitaciones fronterizas. La que será un impulso mayor al espectacular crecimiento económico peruano, apoyado también en el intercambio comercial y el afianzamiento de los lazos bilaterales con Chile.
Los peruanos sentimos, al margen de lo que el fallo de La Haya nos depare,  que hoy seremos reivindicados. Porque la ley dirá su palabra y no la fuerza y porque la escucharemos unidos y prósperos como nunca antes. Eso basta para cerrar un capítulo y empezar otro de pujante amistad e integración con Chile.

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