Antes y después de hoy
Por: Heriberto Chullo
El fallo de la Corte
Internacional de La Haya que conoceremos hoy y que fijará nuestra frontera
marítima con Chile es, sin duda, un hito en nuestra historia republicana y, por
ello mismo, es propio hablar de un antes y un después del 27 de enero de 2014.
El
antes que concluye hoy en nuestras relaciones con Chile, ha estado y está
signado por la espera. Desde 1879, año de la infausta Guerra del Pacífico e
incluso, desde el 29 de agosto del año 1948 en que la ciudad de Tacna se
reincorporó al seno de la patria, estamos esperando. Varias generaciones no han
sabido qué específicamente, pero esa espera cuya otra cara era la frustración,
reflejaba un estado de ánimo colectivo. Desde la quimera de una guerra de
revancha hasta el pragmatismo de que la modernidad y el desarrollo cerraran una
herida de ciento treinta cuatro años, los peruanos esperábamos algo que nos
dijera en el fondo de nuestro corazón y nuestro entendimiento, que esa guerra y
todas, todas sus secuelas habían por fin terminado.
No pudimos encontrar ese
algo a través del diálogo directo con Chile. Tampoco a través del dinamismo
comercial y las crecientes relaciones bilaterales en todos los campos, siempre
amenazados por esa sombra, mejor diría por esa ausencia de un final sino feliz
al menos digno como deben ser todos los finales para que sean presagios de un
comienzo.
El
fallo de La Haya tiene esa doble característica: es un final y es un comienzo.
Por ello hay un antes y un después. El después va a estar signado por la
integración, la genuina, la que se construye con un país unido y consolidado en
todo pero particularmente en sus delimitaciones fronterizas. La que será un
impulso mayor al espectacular crecimiento económico peruano, apoyado también en
el intercambio comercial y el afianzamiento de los lazos bilaterales con Chile.
Los
peruanos sentimos, al margen de lo que el fallo de La Haya nos depare,
que hoy seremos reivindicados. Porque la ley dirá su palabra y no la fuerza y
porque la escucharemos unidos y prósperos como nunca antes. Eso basta para
cerrar un capítulo y empezar otro de pujante amistad e integración con Chile.
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